viernes, 14 de octubre de 2011

Una mañana detrás de hierros y cristales


Una mañana como hoy, con una clima fresco, un cielo nublado y casi sin tráfico, así llegó el día que no tenía que llegar, el día cuando todo tenia que terminar de alguna manera u otra, cuando sin previo aviso de que algo así iba a pasar las cosas sucedieron sin poderse detener.

Una mañana encerrada tras hierros y cristales que me espera impaciente para que corra tras la ilusión pasajera del escape a mis interminables pensamientos de melancolías y penas inspirados por un ADIÓS que no deja de rondar en mi cabeza una y otra vez como recordatorio de que a pesar de estar allá has dejado de estar aquí por tu voluntad y sin yo poder decir nada al respecto.

Nada es lo que siento hasta ahora, nada es lo que puedo describir porque mis emociones quedaron estancadas en el limbo de la pregunta que siempre tendré en mi mente constantemente penando hasta el día en que finalmente las respuestas se den solas o acabe olvidándome de todo.

Si pudiera decir tan solo algo mas creo que dijera lo que realmente nunca dejé de sentir, lo que muchas veces callé porque no se ser lo que esperas que alguien sea para ti y hasta ahora nunca lo supe.

Pero aquí estoy dedicándote estas últimas palabras que aunque casi sin sentido alguno son un hito en mi memoria para por siempre dejar marcado la mañana tan fresca de un viernes tan amargo.

Si me equivoco en pensarte, perdóname por recordarte, si me equivoco en quererte, perdóname por extrañarte, pero si me equivoco en no escribirte, perdónate a ti por olvidarme...

No hay comentarios: