En ese preciso momento en que mis pensamientos parecen ver el amanecer de un nuevo día y me despierto con esas ganas de dejar todo atrás, de sacar mis alas y volar es que tu recuerdo me ata a la cama y me da uno de esos abrazos que te sacan una sonrisa y sin decirte nada, sin halarte, sin hacer fuerza, me llevan hacia ti.
Fuiste lo mejor de mi vida, fuiste mi gran amor. Fuiste y serás esa persona que me ayudó a crecer, a aprender y sobre todo fuiste esa persona que a las bravas me hizo entender que debo tener mis metas claras y que nada ni nadie me las debe cambiar.
Ahora me atrevo a decir que una de las mejores cosas que me ha pasado desde que te fuiste es que aprendí a que debo luchar por mi mismo, a creer en mí y que la prioridad de mi vida debo de ser YO.
Ese YO que abandoné hace mucho tiempo cuando el amor que sentía por tí fue mucho más fuerte del que yo sentía por mi mismo.
No me amo lo suficiente como para tener la valentía de mandar al carajo al mundo y luchar por lo que quiero, pero al menos se que estoy trabajando en ello; tratando de planear mi vida por y para mí, que al final del día era la única persona en la que tuve que haber depositado mis sueños.
Ahora admiro tu manera de pensar, creo que hasta cuando no estás siento admiración por ti y por lo que pensabas y por lo que me trataste de enseñar de una manera muy mala, pero así eres tu y te acepté porque me enamoré... me enamoré de ese ser lleno de bipolaridad, de terquedad y sobre todo de mucho orgullo, pero con un gran corazón lleno de generosidad y de amor para quienes realmente te importan.
A veces me pregunto si alguna vez me amaste tanto como yo te llegué amar a ti.... pero quiero que esa duda siga siendo lo que es; una duda.
Siempre quise ser mejor para ti, y al final nunca logré hacerte mas feliz, pero al menos algo bueno quedó de todo esto...
Ahora voy a ser mejor para mí, ahora voy a hacerme mas feliz, ahora voy a vivir por mi!
Me has ayudado aún cuando no estás... por eso y más siempre te voy amar.
